KAMARIKUM. (2002)

Mapuches ruegan por la lluvia en el kamarikum. Después de cuatro años, la comunidad mapuche de Anecón Grande vuelve a celebrar el kamarikum o "camaruco", la tradicional ceremonia religiosa para pedir por un mejor año y abundantes lluvias. La rogativa comenzará mañana y se extenderá hasta el domingo en el paraje Anecón Grande, ubicado a unos 70 kilómetros al oeste de Jacobacci.
La gran expectativa no sólo se ha generado entre los integrantes de la comunidad sino también entre muchos vecinos de la zona que acompañarán con su presencia la realización.
El último kamarikum se había realizado en febrero de 2005, cuando aún vivía el ex lonco de la comunidad, Juan Sargento Prafil. Pero su muerte, ocurrida unos meses después, postergó la ceremonia durante varios años. El pasado 30 de enero la comunidad eligió a la nueva lonco, doña Teresa Prafil, de 86 años, y resolvió retomar la rogativa.
Según cuenta doña Teresa, los últimos años de sequía causaron la muerte de miles de animales y fueron muy perjudiciales para el campo. Los integrantes, sobre todo los más jóvenes, de las distintas familias que conforman la comunidad venían pidiendo a sus mayores que vuelva a realizarse el kamarikum para manifestar su fe en la naturaleza y rogarle para tener un año bueno.
"Hace cuatro años que no se hacía. Y estamos pasando años muy malos. Nos hemos quedado prácticamente sin animales. La gente nos venía pidiendo que volvamos que realizar el kamarikum porque necesita pedir por un año bueno, con lluvias y sin tanta nieve en el invierno. Tenemos que rogar a Dios por nuestros hermanos, por nuestros animales y por una año mejor en todo sentido" señaló doña Teresa Prafil a este medio.
La mujer agregó que el kamarikum o "camaruco" es una de las festividades más importante del pueblo indígena de la que participan mujeres, hombres y niños para manifestar su fe en Dios y "
pedir haga su voluntad" para tener pasto, buenos animales y lluvias. "Cuando tocamos el tambor estamos pidiendo agua", explicó.

La comunidad de Anecón Grande está integrada por 23 familias indígenas dispersas a lo largo de varios kilómetros en el cerro Anecón. Entre ellas las que se destacan la Prafil y la Agustín, como las más numerosas. La ceremonia se realiza un valle al pie del pico más alto de cerro a orilla del arroyo Anecón donde están asentada la mayoría de las viviendas.

Fuente: Diario Río Negro. febrero de 2009


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